La conmemoración de la entrada de Jaime I el Conquistador en la ciudad se fue convirtiendo en una fiesta anual. La víspera de la fiesta y durante todo el día de San Dionisio se lanzaban cohetes. Era una fiesta muy ruidosa.
La tradición de la mocadorada se remonta al siglo XVIII, cuando tras la Guerra de Sucesión, los Decretos de Nueva Planta prohibieron la celebración de la entrada de Jaime I en Valencia. Como respuesta a la prohibición borbónica, el gremio de confiteros de la ciudad de Valencia decidió hacer dulces con forma de los petardos prohibidos, iniciando así una costumbre que se ha mantenido hasta la actualidad.
Ya desde los comienzos, los dulces iban envueltos en un pañuelo (mocador) y todo junto, dulces y pañuelo, constituía el regalo para la mujer amada. Poco a poco, el pañuelo dio nombre a la festividad. Por esta tradición, muchos valencianos consideran el 9 de Octubre como el día de los enamorados.
Nuestras residentes se han convertido en reposteras y luciendo pañuelo han disfrutado de los dulces que ellas mismas han elaborado.